martes, 29 de diciembre de 2015
!! REMBRANDT, el pintor más famoso del Siglo de Oro holandés !!
Conocido por sus cuadros históricos, retratos y, en especial, por los
autorretratos que pintó desde su juventud en los que se le ve envejecer y
la evolución de su técnica pictórica. Es tan popular su dominio en el
tratamiento de las luces y las sombras que en los retratos fotográficos
se practica la llamada iluminación Rembrandt.
Autoretrato, 1628
Rembrandt Harmensz van Rijn era hijo de molineros, aunque de buena
posición, por lo que pudo estudiar y llegar a la universidad (1620).
Sin embargo, y como otros colegas, la pasión por el arte
pudo más y, dejando sus estudios al año siguiente, entró a formar parte
del taller de un pintor de su ciudad natal, Jacob van Swanenburgh.
Tres
años más tarde se trasladó a Amsterdam, al taller de un pintor de mayor
reconocimiento, Pieter Lastman. En esa ciudad adquiere su influencia
italiana y su admiración por Caravaggio.En 1625 Rembrandt decidió que era momento de abrir su propio taller y lo hizo en Leiden junto a un socio, Jan Lievens, al que conoció en Amsterdam. De esos años es “La lapidación de San Esteban”, su obra más conocida de esa época. Pronto recibió reconocimiento y popularidad. En 1630 vuelve a instalarse en Amsterdam, tras la muerte de su padre y recibe importantes encargos de un marchante de arte llamado Hendrick van Uylenburgh, con quien se asocia.
Obras de estos años son “La lección de anatomía del
doctor Tulp” (1632) que le valió más fama y encargos. Su fama como
retratista, minucioso y capaz de captar el espíritu del retratado, le
colocó en una situación social y económica envidiable.
En 1634 Rembrandt se casa con Saskia van Uylenburgh a quien conoció por ser sobrina de su socio, que además era muy adinerada.
Saskia se convirtió en un apoyo imprescindible en
su vida, además de musa y modelo. De esos años son obras como “El
banquete nupcial de Sansón” (1638), “El sacrificio de Isaac” (1635),
“Saskia con sombrero” (1635), autorretratos y paisajes.
Todo
parecía ir bien hasta que en 1642, seis meses después del nacimiento de
su único hijo vivo Titus, Saskia muere de tuberculosis y se inicia una
espiral de decadencia para Rembrandt: los problemas financieros le
llevan a la bancarrota, la niñera de Titus le demanda por incumplimiento
de promesa de matrimonio y es juzgado por su relación con su joven
sirvienta, acusado de concubinato en una sociedad tremendamente puritana
y rígida.Lo cierto es que la sirvienta, de nombre Heindrickje Stofeels, le acompañará ya el resto de sus días, hasta su muerte en 1663. Fruto de esa relación es una hija, Cornelia. Son numerosos los cuadros en los que es modelo, como “Hendrickje en el lecho” (1649-50). Él sigue pintando y es el momento en que pasa de la exuberancia del estilo barroco a una etapa muy detallista, con colores vibrantes, personajes más humanizados y temas adaptados a la mentalidad religiosa de la sociedad holandesa. De esos años es “La cena de Emaús” (1648). En 1656 todo su patrimonio, con obras incluidas, será vendido en subasta pública. En la década de 1660 vuelven los encargos: pinta “Los síndicos de los pañeros” (1662), “La novia judía” (1666) o la inquietante “Lección de anatomía del doctor Leyman” (1656). Rembrandt recupera su prestigio y adopta su estilo característico de los últimos años: largas pinceladas, claroscuros y atmósferas que definen a sus personajes. Vemos los efectos de la luz dorada y la influencia de Tiziano y la escuela veneciana, como en su “Autorretrato con paleta” (1665-66). Gestos, rasgos y ademanes están perfectamente estudiados y ejecutados. En 1668 muere su hijo Titus. Rembrandt fallece el 4 de octubre de 1669, en Amsterdam, siendo un modelo difícil de encajar en su época pero un referente en la historia del arte. Fue autor, además, de unos 1.500 dibujos y 400 grabados. Obras más famosas de Rembrandt
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sábado, 19 de diciembre de 2015
domingo, 6 de diciembre de 2015
RAFAEL, ! genial pintor del renacimiento !!!
(Raffaello Santi, también llamado Rafael Sanzio o Rafael de Urbino;
Urbino, actual Italia, 1483 - Roma, 1520) Pintor y arquitecto italiano.
Por
su clasicismo equilibrado y sereno basado en la perfección de la luz, la
armonía en la composición y el dominio de la perspectiva,
la obra de Rafael Sanzio constituye, junto con la de Leonardo da Vinci y
Miguel Ángel Buonarrotti, una de las más excelsas realizaciones
de los ideales estéticos del Renacimiento.Su padre, que fue el pintor y humanista Giovanni Santi, lo introdujo
pronto en las ideas filosóficas de la época y en el arte de la pintura,
pero falleció cuando Rafael contaba once años; para ganarse la vida, a
los diecisiete años trabajaba ya como artista independiente.
No se conoce con exactitud qué tipo de relación mantuvo Rafael con
Perugino, del que unos lo consideran discípulo y otros socio
o colaborador. Sea como fuere, lo cierto es que superó rápidamente a
Perugino, como se desprende de la comparación de sus Desposorios
de la Virgen con los de este último. Desde 1504 hasta 1508 trabajó fundamentalmente en Florencia, en donde recibió la influencia
del arte de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel.
De entre sus obras de este período (El sueño del caballero, Las tres Gracias),
las más celebradas son sus variaciones
sobre el tema de la Virgen y la Sagrada Familia. Los personajes
sagrados, dotados de cautivadores toques de gracia, nobleza y ternura,
están situados
en un marco de paisajes sencillos y tranquilos, intemporales. En estas
telas, Rafael da muestras de su inigualable talento para traducir a un
lenguaje
sencillo y asequible los temas religiosos. Su maestría en la composición
y la expresión y la característica serenidad de su
arte se despliegan ya en plenitud en la Madona del gran duque, La bella jardinera o La Madona del jilguero, entre otras obras.
La bella jardinera (1507), de Rafael
En 1508, el papa Julio II lo llamó a Roma para que decorara sus aposentos en el Vaticano. Aunque contaba sólo veinticinco años,
era ya un pintor de enorme reputación. En las habitaciones de Julio II, conocidas en la actualidad como Estancias del Vaticano,
Rafael pintó uno de los ciclos de frescos más famosos de la historia de la pintura.
Entre 1509 y 1511 decoró la Estancia de la Signatura, donde pintó las
figuras de la Teología, la Filosofía, la Poesía
y la Justicia en los cuatro medallones de la bóveda, para desarrollar de
forma alegórica estos mismos temas en cinco grandes composiciones
sobre las paredes: El triunfo de la Eucaristía, La escuela de Atenas, El Parnaso, Gregorio IX promulgando las Decretales y Triboniano
remitiendo las pandectas a Justiniano, estas dos últimas alusivas a
la justicia. En un espacio de gran amplitud, organizado con un perfecto
sentido de la perspectiva, Rafael dispone una serie de grupos y figuras,
con un absoluto equilibrio de fuerzas y una sublime elegancia de
líneas.
No se puede pedir mayor rigor compositivo ni un uso más magistral de la
perspectiva lineal.
La escuela de Atenas (1511), de Rafael
En la Estancia de Heliodoro, decorada de 1511 a 1514, Rafael
desarrolló cuatro temas históricos, acentuando en cada uno de ellos un
rasgo
plástico determinado: el claroscuro en La liberación de San Pedro, la riqueza del colorido en la Misa de Bolsena,
etc.
En la estancia del Incendio del Borgo (1514-1517) predomina ya la
aportación de los discípulos sobre la del maestro, lo mismo que en la
Estancia
de Constantino, donde sólo la concepción del conjunto corresponde a
Rafael.
El pintor simultaneó la decoración de las Estancias del Vaticano con la realización de otras obras, como los frescos de El
triunfo de Galatea para la Villa Farnesina. A este período
corresponden también numerosos cuadros de la Virgen con el Niño, algo
más solemnes y menos cautivadores que los de la etapa florentina. Los
retratos romanos, en cambio, superan en veracidad y penetración
psicológica
a los florentinos. En ambos casos, el dibujo es de una calidad
inigualable y el colorido, discreto, servidor de la forma.
A partir de 1518, Rafael se ocupó de la decoración de las Logias del
Vaticano con pequeñas escenas del Antiguo Testamento envueltas
en paneles de grutescos. La Transfiguración, última obra del
artista, es considerada por algunos el compendio perfecto de su arte.
Sus trabajos arquitectónicos, de menor importancia que los pictóricos,
incluyeron la dirección de las obras de San Pedro del Vaticano.
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